Fernando León de Aranoa es guionista, director, productor, cuentista, ocasional profesor y siempre, siempre voraz lector y contador de historias. La suya es una carrera construida desde la coherencia personal, imponiéndose nuevos retos en cada película, pero sin renunciar jamás a un mundo personal y perfectamente reconocible, con características que cambian y, a la vez, se repiten de película en película: una concepción del guion como piedra angular y máximo armazón de construcción, la extrema habilidad para hilvanar los diálogos, una impecable capacidad para la dirección de actores. Y, por sobre todas las cosas, una mirada libre e insobornable hacia la realidad que lo circunda, una voluntad de compromiso con sus contemporáneos, que le ha hecho, a pesar de ejemplos puntuales, rodar casi siempre en presente.

El cine de León de Aranoa no deja indiferente a nadie, ni siquiera a quienes, situándose en similar perspectiva progresista desde la que se expresa el ciudadano Aranoa, le exigen en cambio un compromiso mayor con la sequedad expositiva, con el rigor de la construcción del encuadre, con la adustez de los sentimientos.

Carlos Heredero ya expresó que, de alguna forma, León de Aranoa hace algo tan interesante como re-proponer la tradición hispana a partir de nuevas herramientas que, lejos de significar una ruptura, en realidad enriquecen dicha herencia: «La tradición narrativa del realismo encuentra en sus ficciones una vía reflexiva que abre la puerta a la especulación lírica y al juego con la función del imaginario sin necesidad de romper amarras con sus referentes sociales».

En su edición de 2017, el Festival de Málaga rinde homenaje a León de Aranoa con el premio Retrospectiva/Málaga Hoy. Este libro también lo hace.